Deriva hacia una educación deshumanizada

El auge de la SOLEDAD es una de las tendencias más destacables de los últimos 15 años, en casi todos los países en los que disponemos de datos.

Las interacciones humano-humano tienden a sustituirse por relaciones humano-máquina en distintos campos. Por ejemplo, desde que salió la aplicación myAI de Snap, cientos de millones de adolescentes empezaron a chatear con una IA en lugar de hacerlo con sus amigos.

Varios indicadores muestran que, especialmente los jóvenes interactúan menos entre sí y pasan menos horas juntos. Los “social skills” tienden a deteriorarse a medida que las pantallas permiten un confort sin requerir el esfuerzo de romper el hielo o escuchar a los demás.

En tal contexto ¿no debería la escuela formar parte de la solución y no del problema?

Uno de los papeles de la educación escolar es fomentar las relaciones humanas y crear experiencias compartidas. El entorno educativo debe ser un espacio en el que impere la interacción humana.

La digitalización de la educación afecta radicalmente este proceso, especialmente cuando se realiza mediante pantallas individualizadas –generalmente, tabletas.

La escuela no tiene que ser el templo del “one-on-one” (especialmente si uno de estos “ones” es una máquina) sino el del “many-on-many”.

Las propuestas de implementar la IA para ofrecer una “educación personalizada” para cada alumno puede parecer atractiva pero esta individualización contribuye al ensimismamiento que debería combatir el sistema escolar.

Y a pesar de las afirmaciones según las cuales “la IA no tiene vocación de reemplazar al profesorado” y “solo es una herramienta en sus manos”, la búsqueda de eficiencia casi siempre resulta, al final del proceso, en prescindir de humanos, incluido en lugares en los que deberían ocupar un lugar central.

En la carta Por una escuela OFF explicamos los 12 problemas que plantea la digitalización de la educación.

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